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El body piercing se identificaba normalmente con la realeza, siendo una demostración de coraje y virilidad. Se afirma que los faraones egipcios se hacían un piercing en el ombligo como rito de pasaje a la adultez. Los soldados romanos se hacían piercings en los pezones para demostrar su hombría.
Se hace pasar una aguja hueca a través de la parte del cuerpo donde queremos hacer el piercing. Luego se inserta la pieza en el agujero de la aguja y se la hace pasar dejando la pieza en su sitio. No es aconsejable usar una pistola perforadora ya que los resultados no son los mismos, lo mejor es usar una aguja hueca. Así se hacen los piercings de pezón, los piercing de ombligo, los piercing de labio, etc.
La piel se cura tras haber hecho el piercing ya que crea una capa de células llamadas células epiteliales a lo largo de la superficie del piercing que está en contacto con el cuerpo, para protegerlo de lo que considera un objeto extraño. Las células epiteliales forman una capa tubular encapsulando el piercing. El proceso puede tomar entre 6 y 8 semanas, aunque la mayor parte de los body piercings requieren entre 6 meses y un año antes de que podamos quitar la pieza del piercing sin arriesgarnos a que se cierre rápidamente.